En la actualidad, se están manejando numerosas métricas para determinar la eficiencia energética de un Centro de Datos. La más conocida es el PUE (¿Qué es el Power Ussage Efectiveness?). Se trata de la relación entre la energía suministrada al conjunto del Data Center y la energía consumida por los equipos IT. Es decir, si para alimentar al conjunto de la instalación, necesitamos el doble de lo estrictamente necesario para los propios equipos IT, tenemos un PUE de 2. En el hipotético caso de que toda la potencia suministrada fuera destinada a alimentar a los equipos, sería el PUE de 1. A día de hoy, la mayoría de las instalaciones se encuentran entre 1,8 y 2,3 de PUE. Teniendo en cuenta que las instalaciones se están diseñando para PUEs entre 1,4 y 1,5, (a excepción de algunos experimentos muy interesantes como los data center de Google que se acercan al 1) tenemos por delante un importante camino que recorrer para mejorar la eficiencia de las instalaciones en uso. Nuestra experiencia nos dice que lo primero que debemos hacer es aplicar las buenas prácticas en eficiencia energética. Son las acciones de bajo coste que suponen un ahorro de entre el 10-15%. Lo mejor de estas acciones es que su plazo de amortización no suele superar los 12 meses. A partir de esta aplicación de buenas prácticas se encuentran otras de mayor coste y más largo plazo de amortización pero que no dejan de ser interesantes. Sobre todo, si nuestro sistema de climatización se encuentra obsoleto o ya amortizado. Por ejemplo, nuevos sistemas de free cooling directo o indirecto, sistemas de tecnología dual, etapas adiabáticas, soluciones más próximas a los racks, etc. Existen otras métricas, entre las que conviene destacar el DCiE (inversa de PUE), el WUE que indica la eficiencia en el uso del agua, el CUE que tiene en cuenta las emisiones, amén de otras de carácter más general, en las que interviene también la eficiencia de la parte IT. Las que más se están manejando son el CADE (¿Qué es el Corporate Average Datacenter Efficiency?) y el DPpE (Datacenter Performance per Energy). En estas dos últimas, el valor PUE representa sólo uno de los cuatro factores que intervienen en cada una, y no precisamente el de mayor calado. Además de existir todas estas métricas, nos encontramos con otro problema añadido, que al aplicar una de ellas también surgen dudas sobre si la estamos empleando bien. En PQC, cuando hemos utilizado el PUE como referencia y hemos contrastado el PUE que la Propiedad consideraba que tenía con el que finalmente medíamos nosotros, siempre era diferente. En definitiva, tendremos que ponernos de acuerdo y conseguir una métrica universal, como pueden ser los TIER para determinar la disponibilidad de un Data Center, y que su aplicación o medición no de lugar a errores.
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